jueves, 18 de febrero de 2010

ARCO 2010. Esto no es una crónica.



                             Allí estuvimos. 
                             Yo detrás de la cámara,O. dando la cara.





                                                                                                Ambos,delante y detrás de la cámara, preferimos  un       
Mompó.                                                                                                                                         
O. fue empitonado por el dueño de una galería
aunque sin derramamiento de sangre y de pronóstico
menos grave. 




  Este monolito antropomófico, digno del
Museo de Cera, procuraba un moderado
escándalo de la la feligresía. Lo consiguió con
la aparición de alguno de los responsables del
stand en el telediario de la noche. Con desver-
gonzado cinismo, tal individuo, se "sorprendía"
de las reacciones alegando "motivos artísticos"
y de "confraternización de las religiones".

                         
UN PASEO POR LAS NUBES
Que ninguno de los habituales ojeadores o comentaristas de este blog crea que esta entrada es una crónica de la visita a ARCO 2010 que ayer hicimos O. y yo. Por favor.
Toda clase de feriantes se suelen dar cita en los "febreros artísticos" de Madrid acudiendo a las dos o tres ferias de las vanidades y del comercio  que se llevan a cabo en esta capital de las cuales ARCO es sin duda la más principal.
Los antedichos concurrentes van a esta feria por los motivos de siempre, algunos para ir completando su colección, otros, con sus galerías, a ver qué venden, eso otro que se llama "el público en general" van a ver y a ser vistos sobre las moquetas de los amplios pabellones de IFEMA.
Algunos van no sólo a ver sino incluso a mirar el género, los más ingenuos  a sorprenderse con alguna obra, pieza o instalación "polémica", confirmando luego, con la inevitable crónica del telediario que, efectivamente, esa obra era como para escandalizarse, porque hay quien todavía se pregunta : ¿y esto es arte?, pregunta retórica que suele satisfacer mucho a los galeristas que, además, se esfuerzan en explicar lo inexplicable a un posible comprador. Es de mucho divertimento y altamente recomendable pegar el oído (discretamente) a dichas explicaciones para hacerse idea de la cantidad de majaderías que puede decir un vendedor de arte en pocos minutos, sea el propio galerista o un empleado debidamente domesticado para tal fin.
Nosotros fuimos a pasar el rato.
Saludamos también a amigos y conocidos porque , tanto O. como yo mismo, somos siempre muy educados en todas las ocasiones exceptuando aquellas en las que no lo somos.
Pero, pese a nuestro sincero deseo, no conseguimos disfrutar de los encantos de la sorpresa, la polémica o el escándalo. Y mira que mirábamos.
Pocos comentarios que no sean los habituales nos provocó la visita (O. hará el suyo, según creo) con excepción del que nos suscitó la visión de una de las más banales pendejadas de una conocida galería que mostraba a un solícito operario pasando la radial por un remedo del cartel de entrada del campo de concentración nazi de Auschwitz , de reciente actualidad por haber sido robado. El empleado, como digo, iba mostrando al público la "acción artística" consistente en la preparación y pulimento de dicho cartel que muestra la conocida y obscena sentencia ARBEIT MATCH FREI. No sé si  los feriantes consideraban esto como una puesta a punto del stand o como una performance que hacía libre al operario, da igual. Nosotros lo consideramos torpemente oportunista
Arriba estan las fotos que dan fe de algo de lo escrito en esto, que ya dije al principio , que no era una crónica.

martes, 16 de febrero de 2010

Reconstruyendo



                                 Reconstruyendo.  Tinta china sobre papel.


Revisando los contenidos de este blog desde su inicio hace ya cerca de un año, me encuentro con la diversidad de asuntos que han ido apareciendo en sus entradas en cuya concurrencia de comentarios se han abordado distintos temas, desde los más personales e inocuos hasta aquellos en los que creo ver la necesidad de un debate.
He manifestado en varias ocasiones mi preocupación por el aburrimiento del cual, yo también, huyo como de la peste pero acaso sea ya el momento de abandonar estos temores y abordar la necesidad de la reflexión acerca de los asuntos propios de este extraño lugar que uno de nuestros comentaristas ha calificado en su blog montevideano como" inteligente y levemente escorado hacia el quehacer artístico".Valorando y agradeciendo  esta opinión tan favorable como matizada, creo que esta escora a la que se refiere nuestro comentarista ha hecho honor a su concepto y , lamentablemente, nos estamos arrimando, en lenguaje marinero y figurado, a unos parajes que nos resguardan bien el cuerpo. De esta manera y citando al poeta creo que debemos salir a la calle, que ya es hora de pasearnos a cuerpo y decir que, pues vivimos, anunciamos algo nuevo (Sic.)
Difícil tarea la que este conocido verso propone y tanto más en los asuntos relativos al arte y a su práctica en momentos como los actuales en los que, una vez más, todo se está poniendo en cuestión.
La práctica misma del arte, su utilización por parte del poder o de los poderes, el arte como cultura del ocio, su banalización y puesta al servicio de las ferias de las vanidades, la actitud de los artistas, las nuevas formas de distribución y exhibición de su (nuestro) trabajo, la del público espectador y su habitualmente pasiva permisividad y aceptación de cuantas propuestas se le ofrezcan certificadas con el ambiguo sello del prestigio, la Historia o las modernidades que, bajo su rechazo a la tradición o su incapacidad para asumirla creativamente incorporando el espíritu de los tiempos, ocultan inconfesados plagios en la seguridad de que pocos lo han de advertir.
Esta, en otros tiempos, esperanzadora comunidad de madrileños, o al menos los que aquí colaboramos, debemos  si no anunciar al menos enunciar , si es posible, algo nuevo relativo a nuestra condición de artistas y a lo que hoy supone asumirla lo que obliga a su vez a ejercitar la crítica, la opinión y el conocimiento, mejor si resulta sin afectación ni pedantería pero actitud imprescindible en todo momento y más en los de crisis.
Quiero pensar que este lugar en el que se ha ejercitado el humor, la imaginación, la narrativa de ficción y el intento de acercarse a la realidad y , a veces, las más desvergonzada diversidad, no se ha caracterizado por defender una ideología concreta. En todo caso mi intención como administrador de este espacio es que tal ideología, respetable en cada uno de los comentaristas, no se esgrima de forma partidista que ya tenemos sobrado ejemplo de tal actitud entre los representantes de nuestra clase política tan merecidamente desprestigiada.
Lo que pudiera considerarse en esta entrada como una recapitulación de nuestro programa (que consiste en no tenerlo) no es, ni quiere ser, mas que una invitación al debate. Veremos si hay suerte y se produce.

He querido significar algo de lo escrito anteriormente con la imagen que lo encabeza.

viernes, 5 de febrero de 2010

Despierta sardina que estoy pintando

E. Cavestany. El Efecto Retroactivo, acrílca sobre tabla


Enrius,La herida, tinta china y lápiz sobre papel




J.G. Dokoupil, Hoy es dia de trabajo


J. G. Dokoupil ,Blue Eyes, Burbujas de jabon y acrílico sobre lienzo
  


¡Vaya,hombre!, uno de mi cuerda, escribía yo hace algunos años tras visitar la exposición de un joven checo nacionalizado alemán y conocido por estos pagos con el nombre de J. Georg Dokoupil, y lo escribía al comprobar con cierta satisfacción que confirmaba mi creencia acerca de lo que merece la pena en esta ocupación de pintor, artista plástico o visual o como quieran ustedes llamarlo, que es hacer exactamente lo que a uno le dé la gana; hacerlo de la manera que más convenga en cada momento sin hacer el menor caso a esas antiguas tonterías acerca del estilo y menos aún de lo que resulta moderno, contemporáneo,constructivo ,deconstructivo transvanguadista,conceptual o neorromántico.
La idea es eliminar etiquetas y casilleros clasificatorios, incómodas muletas inventadas por quien siempre tuvo necesidad de ganarse la vida explicando y/o criticando el arte, o lo que sea que tal se considere.
Escribía, digo, que Dokoupil es uno de esos que pintan como les peta en cada momento y lo mismo se arranca con una colección de jesucristos de ojos grandes y líquidos como acomete la tarea de enfrentar grandes formatos con nombres propios llenos de color y sardinas no necesariamente frescas ni de Santurce. Es abstracto, constructivista, surrealista y pop sucesiva o simultáneamente con lo que, en mi opinión , desarticula tópicos y borra etiquetas lo que coincide con mi propio modo de entender este oficio.
Veo en la red algunos de sus trabajos y confirmo que este joven autor(que ya no lo es tanto) sigue fiel a ese estupendo programa que consiste en no tener programa, y a su estilo que también consiste en no tenerlo.
Pero la verdad es que esta entrada no está dedicada a tan interesante muchacho sino a volver a afirmar y conservar los restos de la poca libertad que nos va quedando a todos los de este oficio y en esto que antes se llamaba El Sistema y ahora no sé ya cómo se llama, a la firme decisión de hacer caso omiso de las modas que, al parecer, impone esa misteriosa entidad que se llama Mercado cuyo conocimiento ha estado siempre reservado a unos cuantos elegidos por galerías, museos y comisarios (qué ambigua palabra) y coleccionistas dispuestos a "apostar por valores seguros". Habrá que leer a los "expertos".
Por otro lado, tengo la desfachatez o la gentileza, según se mire, de titular esta entrada del mismo e ingenioso modo con el que el antedicho pintor titulaba uno de sus cuadros, mostrar sus imagenes y, como ya es costumbre, añadir otras de mi nada modesta autoría, tengan o no tengan nada que ver las unas con las otras, por que para eso estoy en casa. Luego, ustedes mismos, digan los que les pete o no digan nada que bastante dicen ya en otras entradas. Muchas gracias por su paciencia.